“La cultura popular es un compendio de manifestaciones artísticas y folklóricas que emana directamente del pueblo, y está arraigada en las tradiciones, valores y creencias de la gente, y ha sido trasmitida de generación en generación por décadas o incluso siglos.

La cultura de masas, en cambio, es aquella creada por la industria cultural, producida a gran escala y dirigida al gran público. Como tal, se vale del mercadeo y la publicidad para su promoción y para maximizar su rentabilidad. De allí que, a diferencia de las expresiones de la cultura popular, la cultura de masas sea un producto estandarizado, producido para el gusto de las mayorías”.

 

Comienzo tras varias lecturas y búsquedas del hecho en sí que representa la cultura popular.

Comienzo este texto, tras meses de procrastinación, de posibles intentos.

Comienzo, empapado de una fijación en los últimos meses, año, años, por saber cuál es la voz de esa cultura popular, cuál es su acento, su posible disfraz, su utilización, su vaciado….

 

Imagino sus formas, sus gestos, sus palabras…

 

Comienzo, deseoso, pero con los nervios de la primera vez. Pero por fin comienzo.

 

Mientras, vivo entre canciones, entre lecturas, entre documentales, entre series, entre y con, (sírvase las proposiciones según las recomendaciones del especialista o según las indicaciones expuestas en el prospecto). No todo lo que querría, ganando las letras y la voz cantada a los demás medicamentos.

 

Y últimamente siempre, de fondo, un palpitar golpeando a ritmo de tres por tres, (algo he aprendido, Miguel Ángel,jiji).

1ª Advertencia: Lo digo porque, estoy seguro de que muchas personas lectoras de la revista dirán al leer este número: Yo veo mucho carnaval aquí. Y si, está presente, muy presente.

 

Vuelvo al principio sin olvidar todo lo dicho. Cultura popular. Cojo la segunda parte de la construcción: popular, de pueblo, del pueblo, pero ¿qué es el pueblo?.

 

Para mí, el pueblo es la gente.

2ª Advertencia: ojo, la gente es de todo tipo… incluso del tipo que no nos gusta.

 

Por lo cual, en muchas ocasiones, la cultura que genera el pueblo quizás no es la que nosotros elegiríamos consumir o la que generaríamos, aún siendo parte del pueblo, de lo popular. Y esto no quiere decir que no sea cultura popular o que si lo sea, ahí lo dejo.

 

El pensar o el plantear si una cultura deja de ser popular porque sea utilizada desde arriba, desde el poder, desde las clases dirigentes, lo dejo para los lectores de esta revista y para los textos que aquí se encierran para salir, para ser leídos.

 

Lo que sí quiero recalcar es que para mí es popular cuando no es manejada, cuando late libre y es punta de lanza que no se conforma, que sigue pinchando, aunque muchas veces haga sangrar.

Y a partir de aquí, a disfrutar de lo escrito, de la palabra, de la cultura.

 

 

¡Comparte!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *