Danza mobile, una filosofía de respeto. Charla con Esmeralda Valderrama.
Charlamos con Esmeralda Valderrama, directora de danza mobile.
Esmeralda nace en Madrid en 1958. Cursa estudios de ballet en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, estudios de danza contemporánea con Jesús López (bailarín de la Compañía de Danza Nacional de Cuba) formando pareja con él. Posteriormente, realiza estudios de jazz y funky con Bob Niko y Giorgio Aresu, trabajando con ambos. Trabaja en diversas compañías de teatro y televisión. Como asistente y ayudante de coreografía de Adfolfo Marsichach, y de Skip Martinssen. Forma la compañía de danza contemporánea “ASTARCON” en Madrid (1984-86). En 1990 comienza a trabajar como profesora de danza de la Fundación Psicoballet de Maite León de Madrid, hasta 1994. En 1996 funda la Compañía Danza Mobile, donde continúa hasta el momento.
Bueno, el proyecto de danza mobile nace de la siguiente manera: Todo viene porque yo soy de Madrid, yo era bailarina, y entonces, con esos años, en aquella época, pues si tú no tenías un físico determinado, era muy difícil que te presentaras a audiciones y te cogieran, cosa que yo no entendía. Entonces, como yo siempre estaba con la copla esta, de cuerpos diferentes, energías diferentes, todo viene de ahí. O sea, no es nada social, sino para mí era una cosa puramente artística.
Entonces, un coreógrafo amigo mío me decía, pues aquí en Madrid hay una persona que está haciendo algo así y tal, y era Maite León. Entonces, fui a visitarla, a su Fundación, Fundación Maite León. Hace como cuarenta y tantos años, y era eso. Entonces, me enganché ahí y, posteriormente, ya me vine a Sevilla por cuestiones personales, y aquí, bueno, pues iba a hacer, pues lo mismo.
O sea, una delegación de la fundación, pero al final no pudo ser. Entonces yo aquí ya, pues conocí a Fernando Corona, y entre los dos montamos esta historia. Empezamos con una escuela, esto fue ya hace treinta años. Entonces, montamos una escuela de danza, que era lo que yo conocía y sabía, abierta a todo el mundo.
Y empezaron a venir personas con discapacidad, discapacidad intelectual, y entonces, pues ya se quedó ahí para personas con discapacidad. Todo esto te lo estoy contando muy rápido, porque esto fueron años, ¿sabes? Años en los que no había manera, porque íbamos a asuntos sociales a pedir ayudas, pero como era danza, era de cultura, y no tenían en cuenta que eran personas con discapacidad. Fui al conservatorio para ver si ya que ellos tenían una infraestructura, podían meter esto, como era el momento, además, hace treinta años de la integración en las aulas, etcétera, etcétera, pues bueno, pero no fue posible.
En resumen, al final empezamos con un local pequeñito, muy pequeñito, un martes y un jueves. Lo alquilábamos en Los Remedios, era una academia de flamenco. Luego ya pasamos a una sala que nos dejó participación ciudadana, ahí en Triana, y posteriormente pues optamos a un concurso. Esto, dónde estamos ahora, fue una cesión de gerencia de urbanismo. Hace veintiocho años o por ahí, que estos locales realmente eran agujeros debajo del puente y ya está. Ya se habían tabicado solamente. Pudimos montar esto con mucho trabajo. Cuando empieza a venir la gente a la escuela de danza, empezamos a darnos cuenta de que había gente que realmente tenía, pero de verdad, de verdad, aptitudes para poderse dedicar a las artes escénicas.
Entonces, fue cuando nos planteamos montar un centro de creación de artes escénicas que posteriormente fue de artes plásticas. Claro, para mí era imprescindible que los profesores de los talleres fueran profesionales, porque si tú no eres una apasionada de lo que estás haciendo, difícilmente vas a transmitirlo y luego si realmente tú quieres formar, eso es imprescindible. Siempre desde el lado artístico. De hecho, todos los profesores que tú vas a ver aquí, todos vienen de la profesión. Por ejemplo, Felipe. Él ha terminado el conservatorio en Madrid y se vino para acá a hacer prácticas y se quedó aquí en Sevilla.
Manuela, que es mi hija. Ella ha estudiado danza en Salzburgo, ha estado ocho años allí y, bueno, en más sitios, trabajando en varias compañías. Ahora está aquí y está dando clase de Artes plásticas. Manuela es licenciada también en Bellas Artes. En resumen, todos venimos del mundo de la danza. Bueno, menos Bella, que es periodista y que lleva la comunicación y Fernando, con el que empecé todo esto. Fernando es psicólogo, pero él realmente ahora lo que hace es de gestor, o sea, encargándose de toda la gerencia. Y, por último, Lugardo, que también es psicólogo, y lo que hace son proyectos y sobre todo, la relación con los padres.
¿Por qué es importante que los profesores sean profesionales? Pues porque si tú te dedicas a esto, tú tienes recursos suficientes como para, si no voy por aquí, voy por aquí, si no voy por aquí, voy por el otro lado, porque, al fin y al cabo, mira, a nosotros lo de los diagnósticos no nos importa nada. O sea, cuando viene un profesor, yo no le empiezo a decir, pues este está, este no sé qué.
Si hay alguien que, por ejemplo, pueda tener una crisis epiléptica, por supuesto, sí, porque tienes que estar al tanto por si se cae, se hace daño y demás. En el resto de las cosas da igual, tú entras en un grupo como cualquier otro grupo, y ya está, y búscate la vida. Eso es de lo que se parte aquí, ¿sabes? Y luego que cada uno tenga su metodología. Aquí hay un respeto mutuo profundo.
Si hay una persona de 40 años, es una persona de 40 años y no es un niño de 5. Como a mí siempre me ha molestado mucho ese paternalismo. Hay un tío de 40 años, tiene una experiencia de vida de 40 años, su experiencia, ¿Cómo le vas a comparar con un niño de 5 años?
La cosa es que nosotros trabajamos con personas con discapacidad intelectual. Y tú sabes, cuesta mucho a veces entenderles, cuesta mucho que ellos pongan en pie, a lo mejor, muchas cosas, muchas frases, pero no significa que no tenga nada adentro. O sea, simplemente es que cuesta.
La comunicación verbal pues cuesta mucho a veces, otras veces no. Entonces se presupone cosas que no se deben presuponer.
La metodología, como te decía antes, es una filosofía de respeto, respeto absoluto por la persona y por su dignidad.
Por otro lado, nosotros sabemos que tenemos la compañía profesional.
En la compañía profesional están los que pueden estar encima de un escenario. Solamente hay seis que están en la compañía. Todos los demás, forman parte del centro ocupacional. Al centro de creación tuvimos que darle forma de centro ocupacional porque era imposible por lo privado mantener eso con tantos profesores como había.
No tenemos ni comedor ni transporte. Tuvimos mucha suerte porque fue el primer año que no hacía falta comedor y transporte para que te dieran el centro ocupacional, tuvimos mucha suerte. Entonces, a las 30 personas que están en el centro ocupacional, lo que a todos les une es que les gusta el arte y se desarrollan personalmente a través del arte, que no es poco, y para mí es lo principal
Eso no significa que no hagamos cosas como por ejemplo clases abiertas, para que lo vean los padres, pero eso no se puede vender como profesional. O sea, lo profesional es profesional para mí, porque es una falta de respeto sino hacia el resto de los profesionales que llevan toda la vida currando. Para mí, esto último, es imprescindible. Y luego hay gente muy buena, por ejemplo, Ricardo Rojas, en artes plásticas. Ricardo es una maravilla. También hay otra gente que está trabajando en la narración oral, que también es otro de los talleres que hacemos, narración oral donde hay gente muy buena.
Es un grupo de cuatro que hacen historias para la inclusión, así se llama, Hacen unas cosas muy chulas. El taller lo lleva Esther Yamuza.
Artes plásticas está cogiendo también, cada vez más potencia. Ricardo, del que te hablaba, es como el artista de toda la vida de aquí, y hay gente que está también trabajando muy bien en esa línea. Intentamos ver también que es lo de cada uno, porque no todos servimos para todo
Una pregunta, los diferentes profesores, ¿tienen formación en cuanto a inclusión? No. Simplemente de lo que van a dar, o sea, formación de inclusión no tiene nadie, como yo cuando empecé. Mi formación es de la experiencia, ¿sabes? Y llevo ya 34 años trabajando. en cierta manera.
Cuando empieza un profesor aquí yo nunca entro con el profesor, porque también la presencia de cada uno hace que el comportamiento sea diferente. Yo dejo primero al profesor, si hay algún problema pues que me llame y entonces ya… Luego ya hablamos, pero al principio no.
Ósea, actualmente tenemos el Centro Ocupacional, el Centro de Artes Escénicas y Artes Plásticas y la Escuela de Danza que sigue funcionando por la tarde. Vienen después de sus actividades diarias, pues vienen aquí a tomar clase de danza. Por último, la compañía. Y hasta el año pasado teníamos un festival, el Festival Internacional de Arte y Diversidad. Y como no hay dinero.
Es importante el tema de subvenciones, el tema de mecenazgo, el tema de cómo funcionan. Nosotros no funcionamos con mecenazgo, pero que sería importantísimo, por supuesto, por supuestísimo. Nosotros, en el Centro Ocupacional, tenemos veintitantas plazas concertadas y cinco o seis que tenemos privadas, pero ya te digo que somos muchísimos profesores los que estamos metidos aquí.
Hay dos profesores de talleres que van cambiando. Luego Juan Carlos, que es el que lleva toda la parte de autogestión, los cuatro que estamos aquí, y luego la compañía, porque la compañía tiene también un técnico de iluminación, que es muy costoso.
La Escuela de Danza.. pues es como si fueran socios, pagan una cuota mensual y ya está. También ahí hay otro personal en la Escuela de Danza, catalogada como Centro Especial de Empleo, porque los ayudantes que llevan también 30 años con nosotros son personas con discapacidad,
Y volviendo al tema del festival. Pues el festival empezó muy bien cuando Antonio Álamo era director del Lope de Vega. Ya nos conocíamos de antes, de haber dado unos cursos. Él quería dar un cambio de la programación del Lope de Vega. Quería meter compañías de danza inclusiva, quería meterlos ahí dentro de la programación del teatro, con lo cual era financiación del dinero que tenía el teatro.
Así se hizo y fue una maravilla, fue genial. Cuando a él le quitan de director del Lope de Vega y meten a Juan Víctor Yagüe por el cambio político, cambia la cosa porque a Víctor Yagüe no le interesaba el festival para nada.
Entonces nos quitan de allí y nos meten en el Teatro Alameda. Y desde entonces estamos en el Alameda hasta el año pasado. El Alameda es genial, por la zona, por el teatro, por el personal, por los técnicos, es una maravilla.
Nosotros para poner en pie el festival necesitamos mucho. Vayamos al principio, ¿de qué trataba el festival? Traer compañías profesionales muy buenas para que los programadores y el público y los propios artistas vieran que independientemente de las particularidades del elenco y de los intérpretes, eso era profesional. Hace cuatro años metimos un certamen coreográfico porque de esa manera también podíamos ver y dar cancha no solo a compañías chicas, sino a compañías que estaban comenzando, profesionales, pero que además nos daban un abanico muy grande de cómo estaba este tipo de danza en el mundo.
Entonces hacíamos el certamen coreográfico y se traían diez compañías para hacer la muestra de piezas de 12 minutos, que luego se daban tres premios, pero nosotros cubríamos, yo lo entendía así, el alojamiento, las dietas y cubríamos hasta 600 euros de desplazamiento. Cuando después de la pandemia hubo problemas porque no podíamos tener compañías de fuera, una iniciativa como el sector además aquí se quedó tan tocado, pues lo hicimos con creadores andaluces.
Luego ya se mantuvo el certamen coreográfico y los creadores andaluces. Se cogían cuatro creadores, nos daban la idea, de ellos seleccionábamos cuatro que montaban dúos con nuestro colectivo, o con personas con diversidad que ellos conocieran o que quisieran y eso funcionó muy bien. Esas piezas las movían tanto ellos como luego ya nosotros, que de hecho está Laura Morales, está Laro Silva, está Felipe también. Ósea, que han montado piezas, mira por ejemplo Sosa Verlanca. Han montado piezas muy chulas. Para mantener eso nosotros teníamos la financiación del ICAS, que era quien daba esa seguridad, El ICAS era el que se lo daba al teatro, porque nosotros estábamos contratados por el teatro.
Hace dos años cortan ese tipo de contratación, porque dicen que es una subvención encubierta y que tenemos que optar a subvención. Todavía nos deben la de hace dos años y el año pasado no ha salido la subvención. Cuando nos comunican esto, a través del director del teatro, de Juan, yo iba a presentar el festival el martes y esto fue un viernes.
Tenemos un gasto hecho ya de 16.000 euros en alojamiento a las compañías, más 6.000 euros de un catering que siempre damos para que nos reunamos después de las actuaciones de la Alameda, porque así nos conocemos todos, venían programadores, venía gente de Corea, el hombre se ha llevado un montón de compañías de aquí a Corea, venía gente de Alemania que tiene un festival por un montón de lugares en Alemania. Ya estaba ese gasto hecho. Ahora digo que nos deben todavía la de hace dos años.
Y el año pasado, que luego es verdad que por ejemplo el INAEM sí que nos da, pero cada vez que el INAEM da, como mucho son 12.000 euros. En la Junta también, pero es que también, son cantidades que para el festival que hacíamos era imposible y luego la Caixa, que literalmente eran 4.000 euros lo que nos da y se acabó. INAEM, Junta, Caixa y el ICAS.
Con lo que contábamos siempre fijo era con lo del ICAS, que era por el teatro. Nos daban tanta cantidad cada día de actuación en el teatro, eso era con lo que nosotros partíamos, porque lo otro son subvenciones que vete tú a saber. Se acabó porque me niego a que se desvirtúe la filosofía y la idea del festival, porque era un festival muy bueno y reconocido en todas partes del mundo, y me niego a maltratar a los profesores.
Si hablamos de cultura inclusiva. En esa cultura inclusiva recae mucho más el paternalismo en ciertas ocasiones. Ahora yo me estoy peleando por eso. Ya está, no hay danza inclusiva, no hay teatro inclusivo, no hay arte inclusivo, el arte es arte, la música es danza, el teatro es teatro, la música es música y las artes plásticas son artes plásticas.
No hay eso. Lo que hay realmente es profesional o amateur. Para mí es la única distinción que hay, porque a veces la palabra inclusiva es lo que te crea un paternalismo.
Si es danza, es danza, y si es teatro, es teatro. Ahora, ¿es profesional o es amateur? Que no pasa nada, que puede ser amateur, y muy buenas.
Vamos a ver. Van Gogh era un enfermo mental.
Toulouse-Lautrec, una persona con diversidad funcional. ¿Qué hacemos? ¿Le sacamos de los grandes museos y le metemos a los museos de Albrecht? ¿O decimos que ellos hacían arte outsider? A los grandes museos porque son grandes pintores. Claro, sobre todo ese concepto que estamos hablando.
Porque muchas veces, si se habla de la inclusión es para llegar a una igualdad real. Porque si no tiene esa finalidad, se queda en inclusión como algo más de inclusión.
Para mí la inclusión significa que si yo quiero estudiar danza pueda ir a un conservatorio de danza. Esa es la inclusión. Vamos a ver.
Yo me dedicaba a bailar porque yo he tomado clase. Yo puedo ser súper talentosa, pero si no tienes una formación. Yo abogo por la inclusión en la formación.
Es la inclusión de verdad. En la formación.
No hay danza inclusiva, el arte es arte. Ahora eso sí, tenemos que abrir las puertas.
Tenemos que formar a profesionales para que sean capaces precisamente de meter esa inclusión dentro de las aulas. Porque si no, tú sabes lo que pasa, que esto es mentira. Claro, que podríamos hablar más, por ejemplo, que de cultura inclusiva de inclusión en la cultura.
Bueno, en la cultura y en la formación. Para mí es en la educación,
Porque para llegar al otro, tú tienes que tener una formación. Yo eso lo tengo clarísimo. Pero hasta para llegar a ser un buen espectador, tienes que tener formación.
En San José de la Rinconada tienen una iniciativa que a mí me encanta. Teatro para la infancia. Un grupo de teatro de gente jovencita, de niños, de adolescentes.
Tú vas creando público. Tú tenías que oír a esos niños, o sea, cómo pueden hacer crítica real de una obra que han visto,
Es que para estar dentro de la cultura tienes que empezar desde ahí, o sea, desde la educación. Es que para mí es… Sí, para esa visión diversa ya directamente. Efectivamente.
Al tener esa visión diversa ya no tienes que incluir, porque ya está incluido. Claro, y ya estás quitando el paternalismo. Nosotros vamos mucho a colegios también donde hay aulas de integración.
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