La Galaxia Rockera y el flamenco. Carlos Cubiles.

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Cuentan en sendas entrevistas el cantante y el compositor de 091, legendario grupo de rock de
Granada, que un día estando de cañas con Enrique Morente, este dijo una frase medio en serio, medio en
broma: “La vida que mala es”; y, que a partir de ahí, José Ignacio Lapido decidió componer una canción
con ella. Una canción que no solo fue un éxito para el grupo y que sirvió para que la banda llegara a más
público, sino que, sobre todo, supone el inicio del padrinazgo/colaboración del excelso cantaor con los
grupos de rock granadinos (y alguno neoyorkino). De ella se ha llegado a decir en algún sitio de la red que
es la mezcla de Morente con Bo Diddley. No me parecen malas referencias.
Esta relación tiene un segundo episodio en la que quizá sería la de mayor repercusión: el sublime
LP que grabó Morente con Lagartija Nick, titulado “Omega”, allá por 1996. El líder de Lagartija Nick
(Antonio Arias) ya conocía al cantaor de cuando militaba en 091, y pasado el tiempo decidieron
embarcarse en este proyecto, en el que, como ellos han comentado varias veces, no estaban seguros hasta
el final cómo iba a quedar. Y es que era una idea de múltiples fusiones, tanto de artes, como de estilos
musicales. No solo se encuentran en él el rock de Lagartija Nick y el flamenco de Enrique Morente (al
que hay que sumarle las guitarras de dos grandes tocaores como Vicente Amigo y Tomatito), sino que
también aparece la literatura del cantautor canadiense Leonard Cohen. Todo ello unido y cimentado en la
figura de Federico García Lorca, que sirve de unión para todo el concepto del álbum, concepto que, como
afirmaba el maestro Morente, era lo más importante, más que la propia ejecución, ya que ese concepto
podría servir para futuros músicos. Al principio, fue un trabajo al que le costó “arrancar” en el gusto de los
aficionados a ambos géneros, más incluso en los del flamenco más puristas que lo consideran una
aberración. Pero, como bien he escuchado a Alberto García Reyes, lo flamenco no es solo un estilo
musical, sino una actitud y una filosofía, por lo que esta obra contiene mucho de lo flamenco de Enrique
Morente.
Poco a poco, el disco fue calando y cada vez se valoró más su importancia, su riqueza y sus
matices. Así, para su reedición del 20o aniversario ya era considerado en algunas publicaciones
especializadas como el mejor disco de rock jamás editado en España. Además, la reedición provocó una
gira de Lagartija Nick junto a Morente siendo el Festival de Benicassim de 2008 una de sus paradas,
donde sería uno de los cabezas de cartel ese año.
Cuatro años antes, en Valencia, tuvo lugar un encuentro inesperado: Enrique Morente se sube a un
escenario con el mítico grupo neoyorquino de noise-pop Sonic Youth. El cantaor granadino ya había
comentado a algunos rockeros su admiración por esta banda, y dicha banda quedó obnubilada por la
fuerza y la expresividad del cantaor, llegando incluso a decir: “Tocar con Morente fue tan importante
como hacerlo con Bowie”. Y no fue la única (y quizá hubieran seguido estas colaboraciones si no fuera
por la temprana muerte del cantaor). En febrero de 2010 Morente y dos componentes de Sonic Youth se
reúnen en el Centro de Arte 2 de Mayo de Móstoles, con motivo de la exposición itinerante sobre la banda
norteamericana. La misma se inauguró con una performance sonora realizada por Lee Ranaldo y Shelley,
de Sonic Youth, y Morente, que venía acompañado de Isaac de los Reyes y Pedro y Ángel Gabarre… Y en
diciembre de ese año…el maestro nos deja.
Pero antes de su final, Morente dejó también su semilla e influencia en la banda alternativa por
excelencia del panorama del rock español: Los Planetas. El grupo liderado por J. ya apuntaba a su
encuentro con el flamenco en una canción de su disco “Unidad de desplazamiento” (1998), “Santos que
yo te pinte”. A sus aires flamencos se le añade una letra que en muchas de sus estrofas podría cantarse con
algunos de los palos de este género:

Yo no soy ningún ángel,
yo no soy ningún santo,
pero lo que estás haciendo
es que me está matando

(En la versión que canta Antonio Arias, que venía de grabar “Omega”, se distinguen mejor los matices
flamencos que esta canción contiene).
Pero será más adelante, en 2007, cuando definitivamente la banda se meta de lleno en adaptar
melodías y ritmos flamencos a su estilo. El resultado se llamará “La leyenda del espacio”.

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