LAS SIETE PILAS

 

 

El mejor libro que yo he leído ha sido el campo,

yo he leído el campo

y usted ha leído libros pero yo he leído el campo.

José Boixo.

 

 

 

SIETE PILAS

 

Al principio fue el agua.

El agua que caía del monte por lo que fuera.

Siete fueron como si Yahvé,

aquí nunca hubiera descansado.

Siete pilas como siete palabras sagradas

para aliviar el camino de las bestias,

de las bestias y del hombre,

del hombre y de la mujer.

De las bestias, al fin y al cabo.

 

Siete pilas donde saciar la sed del viaje.

Siete pilas donde guarecerse.

 

Después llegaron las suertes y el alcalde de las aguas

y, entonces, me arremangaba las hechuras de zagalillo

mientras la yegua cargaba la sed de una pila entera.

 

***

 

 

 

 

 

SACA DE YEGUAS

 

Si le echas tiempo, la yegua, además de parir,

te sirve para lo que ella quiera

y sin parir también es yegua.

 

***

 

ARAR

 

La lengua verde del valle

está preñando las pilas de verdín.

El potro que abre de par en par la madrugada

es un deseo que nadie ha pedido.

 

Aquí ni siquiera la luz es luz.

Aquí la luz es una verdad de siglos a punto de nacer.

Huele a hierro, a raíz y a fruto a partes iguales.

 

A partes iguales las manos del caballo

y las manos del hombre aran el monte crudo.

 

A partes iguales se ofrece la tierra.

 

***

 

 

MATANZA

 

Agua, fuego y puñal.

 

La muerte es una herencia.

La muerte es la fiesta de la gente

que la conoce de cerca.

 

Todo lo demás son adornos de la vida.

 

Es sangre sagrada la que manchan estas manos antiguas.

Aquí estamos ya bautizados como Dios manda.

 

Desollar la pieza es como darle la vuelta a la muerte,

como parirla.

 

 

Todo el frío de la noche

se queda quieto en el filo del cuchillo,

esperando en silencio el próximo ritual.

 

Dentro de cada cuerpo,

la copa encendida.

 

***

 

SEQUÍA

 

Tengo en lo más profundo

de mi sangre dos ríos gemelos.

Hoy he visto cómo se secaba uno.

Es mi preferido.

 

***

 

 

SUERTE DE RECIBIR

 

El camino, como la vida, pasa volando.

El viaje del agua ahora se hace corto.

Cuando uno es más chico que el monte

el monte se hace demasiado grande.

Cada uno sabe la piedra que pisa,

cada uno sabe la piedra con la que tropieza,

cada uno sabe dónde caerse muerto.

 

***

Bea Aragón

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